Nosotras somos las que abortamos

El pasado sábado 28 de septiembre se conmemoró el día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe. Al igual que en muchas otras ciudades, hubo concentración en Morelia y estuvo convocada por el colectivo Matrioska.  Como esperábamos, hubo dos "frentes", uno a favor y el otro en contra. El primero, encabezado por los chicos de Matrioska, cargados de mantas, volantes informativos, boletines y consignas. El segundo, un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, entre los 17 y los 22 años, cargando carteles en los que se leía "Yo amo la vida", "la vida es el mejor regalo que recibiste" o "Yo nací, tú naciste, deja que nazca".

Debo confesar que al llegar al punto de reunión, la catedral de Morelia, y observar los carteles del "yo amo la vida" me enojé casi de inmediato. Es un tema sensible para mí y es un tema muy político. Me enojé y empecé a gritar consignas con mucha fuerza. Me enojé porque esos carteles no vienen al caso, esas consignas moralistas no vienen al caso, porque no entienden de qué se trata, porque seguramente (aunque quien sabe) no se han enfrentado a un embarazo no deseado ni a la decisión de interrumpirlo, porque parece ser que las mujeres no importamos, importan las creencias religiosas e importan los embriones. No importan las miles de mujeres que mueren anualmente por abortos clandestinos y mal practicados; ignoran el hecho de que quienes tienen acceso a recursos e información abortarán en condiciones salubres y continuarán con sus vidas. Cada historia es diferente, las condiciones son particulares y se trata de la vida y la muerte de las mujeres implicadas, de su salud física, emocional y mental, de sus derechos, de su integridad, de su autonomía. Una vez leí un texto de Franca Rame, actriz y dramaturga italiana, esposa de Darío Fo, en donde narraba su experiencia de aborto en la Italia de la posguerra, en condiciones clandestinas, ilegales e insalubres. Franca escribía que lo que más le enojaba en cuanto al tema del aborto es que quienes parecían tener las opiniones de mayor peso eran hombres, legisladores, jefes de Estado, sacerdotes, obispos, nunca mujeres, nunca las mujeres implicadas. Y yo me identifiqué con ella inmediatamente. Nadie puede saber lo que se siente hasta que lo vive, es así de simple, pero parece que todo mundo tiene la obligación de opinar.

Hace unos meses nos llegó a la página de la Carpa Roja en Facebook un testimonio de aborto y supe que teníamos que publicarlo en septiembre, en el marco del día por la despenalización del aborto. Inspirada en el grandioso video del colectivo español Decidir Nos Hace Libres "¿Quienes son las mujeres que abortan?" les pedí a quienes hubieran pasado por esa experiencia que nos la compartieran, precisamente para visibilizar el amplio abanico de escenarios en los que ocurre un embarazo no deseado. Agradezco inmensamente a las mujeres que se atrevieron a escribir, sé que no es fácil, en lo personal, es la primera vez que comparto mi historia así, tan abiertamente, pero creo que acciones como esta ayudarán a sensibilizar a la gente y a construir otras formas de pensar, no reaccionarias, no moralinas, no machistas.

Este mes estrenamos formato en los testimonios. Ahora podrán leerlos directamente en el blog. Con gran emoción, les dejo fragmentos de los testimonios del mes de septiembre. En esta ocasión no hubo preguntas que condujeran la narración, fue más bien estilo libre


Y si alguien dice que sólo me preocupe por mí, es así, porque yo era la única dueña de mi cuerpo, y no estaba preparada ni quería ser madre por más que haya cuidado a mis hermanos menores desde que tenían 2 meses, no, yo no quería ser mamá.
Rocío, Argentina


La sociedad está completamente ciega a una realidad, yo creo que no quiere escuchar sobre lo que pasa en ella. Que hay mujeres que tienen que decidir sin culpas, ni riesgos, ni prejuicios sobre la maternidad; sobre el tipo de madres que desean y pueden ser. No es suficiente ser madre por concebir y parir... es decir, voy al plano de los afectos. Una madre que no quiera serlo, que se vea obligada a asumir las consecuencias de sus actos no es lo mismo que una madre que espera y ansía ser madre (o pregúnteles a sus hijos) la verdad es que se siente muy distinto.
Verónica


En cuanto entramos a la clínica el doctor me hizo pasar a un cuarto y ponerme una bata. El lugar no estaba sucio, pero recuerdo que simplemente no me daba confianza todo el asunto… el trato, las formas, la clandestinidad, no lo puedo expresar con palabras, pero jugábamos en esos días diciendo que el doctor no parecía médico, y que más parecía un mecánico el personaje que me iba a atender (y ahora que lo pienso ni siquiera estoy segura que si fuera un ginecólogo o un médico de verdad!!!).
K


Recibí también apoyo de parte de algunos de mis familiares y amigos, pero sólo muy pocos, a los que me animé a contarles. La mayoría de la gente que me rodea no sabe nada de este episodio de mi vida. Es que hablarlo me cuesta, a pesar de que lo hice totalmente convencida. Me duele y me hace sentir vulnerable. 
Gabriela, Uruguay



Hasta antes de ese embarazo pensaba que el aborto era un tema de adolescentes calenturientas sin información; reconocía su derecho a una maternidad voluntaria pero, en el fondo, creo que había un prejuicio que las estigmatizaba como ignorantes e irresponsables. Enfrentarme como mujer adulta, con una pareja, madre de un hijo, con el sentimiento de no desear ser madre fue sumamente devastador.
Anónima



Me sentí muy acompañada y querida, eso ayudó a sobre llevar el dolor indescriptible que pasé los días previos al aborto. No me atreví a decírselo a mi madre, mucho menos a mi padre. Hasta ahora no lo saben. Mi duelo duró lo que tenía que durar, nunca me arrepentí de mi decisión, ni dudé en ningún momento si era lo que yo quería, porque me era muy claro que en esos momentos no podía hacerme cargo de la vida de alguien más. Estaba tan segura de mi decisión que una vez que todo había terminado, llegué a preguntarme si estaba mal el hecho de no sentir arrepentimiento ni culpa.
Inés, México



2 comentarios:

  1. Wou! También tuve un aborto, legal, sin clandestinidad, apoyada por mi pareja en ese entonces, por cierto también fue el costo de mi ruptura. Y en algún momento me sentía culpable por no sentirme culpable. Ahora mismo agradezco haber podido tomar la decisión correcta.

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  2. Primero creo necesaria una política de prevención ya que muchas chicas no saben siquiera como cuidarse,y también tener la capacidad de entender que una vida se esta gestando...que en la 6ta semana de embarazo se pueden escuchar los latidos del bebé.....que existe otra opción y es darlo en adopción.También dar a conocer las consecuencias psicológicas que se presentan en la mujer y no se trata de sentirse culpable o no,conozco varias mujeres que abortaron y a mas de 10 años de haberlo hecho siguen recordando la fecha y a ese hijo que decidieron no tener por diferentes razones...seguramente una pueden andar haciendose la distraida por la vida pero lo cierto es que eso se lleva siempre en el corazon.Me parece muy importante dar a conocer todas estas cuestiones antes de tomar una decisión tan importante en la vida de una mujer y sin juzgar.Saludos.

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