Gratitud, que sea la primera cosa que recordamos. Texto de Christiane Northrup

Gratitud, que sea la primera cosa que recordamos (*)

Estoy segura de que sabes que los sentimientos centrados, como la gratitud y la apreciación, pueden traer cambios psicológicos benéficos para tu cuerpo en un tiempo muy corto. Pero ¿sabías que practicar la gratitud y la apreciación te puede hacer más saludable, inteligente y brindarte más energía?
Después de muchos años de estudiar la gratitud, Robert A. Emmons, profesor de psicología de la Universidad de California, encontró que las personas que practican la gratitud diariamente (por ejemplo, escribiendo un diario de gratitud), reportaron niveles más altos de atención, entusiasmo, determinación, capacidad para estar alertas y energía, que aquellas personas que no lo hicieron.

Recuerdo que hace años mi padre me dijo: “La gratitud es la primera cosa que olvidamos”. He sido testigo de esto muchas veces en mi propia vida, incluso lo he observado en personas que se denominan muy espirituales. Con la intensidad y los niveles de estrés del mundo actual, es fácil olvidar dar las gracias. Pero como todos estamos conectados, esto tiene muchas más implicaciones de las que te imaginas.

Imagina que 1,000 personas que usualmente son negativas o críticas practicaran la gratitud y la bondad, al menos por un día. El efecto dominó alcanzaría a cientos o miles de personas y, literalmente, reanimaría a un sinnúmero de individuos.

Aquí encontrarás tres caminos sencillos para practicar la gratitud cada día:

1. Crea piedras de toque que expresen gratitud. 
Escribe tus recuerdos favoritos o las experiencias más memorables de tu vida en tarjetas, tenlas a la mano como piedras de toque. Aquí tienes algunos ejemplos: Tu pareja, tu hijo/a dormido, un hermoso lugar en la naturaleza, tu mascota favorita, un viaje emocionante, un momento especial con un amigo/a.






2. Escribe una lista de todas las personas en tu vida hacia las que sientes gratitud. 
¿Quién te ayudó o brindó apoyo este año? Empieza con los más sencillos, como la familia, los amigos, colegas de trabajo, el personal del lugar favorito en el que te gusta comer, asesores cercanos. Deja que la lista crezca orgánicamente.
Al imaginar a personas “menos relevantes” en tu vida, como la persona que atiende la fila de atención al cliente, o la persona que casualmente te sonrió mientras estabas en tu café favorito, te sorprenderás de todo el apoyo y respaldo que tienes en la vida.
Nota: Puedes realizar el mismo ejercicio enlistando las cosas que agradeces. No olvides las cosas que solemos dar por hecho como el techo, la electricidad o el agua limpia.

3. Valórate por todo lo que eres y todo lo que haces. 
Toma un momento para observar a la distancia todo lo que has logrado desde el año pasado (puedes hacer este ejercicio para analizar períodos más cortos). Un diario es una buena estrategia para registrar este tipo de información. El objetivo es actualizar tus “circuitos de autovaloración” de manera regular y genuina. Es muy fácil tener una actitud negativa. No te hagas eso a ti misma/o.
Ahora mismo, desde el corazón, reconoce todas tus cualidades, las cosas que has logrado este año, y las formas positivas en las que has crecido. Reconoce las formas en las que tu presencia en este planeta ayuda y brinda soporte a otras personas.

Al practicar la gratitud por un tiempo corto, como 15 o 20 segundos, puedes disminuir el estrés hormonal, oxigenar cada una de tus células, y armonizar tu ritmo cardiaco con el ritmo del resto de los sistemas de tu cuerpo.


Si todo eso sucede si te concentras por 15 o 20 segundos en algo que te brinda placer, bienestar, o un sentimiento de gratitud, imagina lo que le sucedería a tu salud –y al mundo entero- si fuéramos capaces de cultivar y expresar gratitud y apreciación con regularidad. Es algo muy poderoso.

(*) Texto de C. Northrup, publicado en su blog el 11 de noviembre de 2013. Traducción por Morgana, del colectivo de La Carpa Roja. El texto original lo encuentras aquí.

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