Tal vez la copa no sea el "problema"

Por: Morgana
Escribo estas líneas pensando en las mujeres que tienen la copa lunar pero han pasado por una mala experiencia y se han desanimado. Por el diálogo que sostenemos desde que somos “activistas menstruales”, he escuchado muchas historias, algunas muy dramáticas, al intentar poner o quitar la copa: desde quienes se asustan porque no la encuentran y piensan que se perdió, hasta quienes aseguran que no podían sacarla y pasaron por momentos de mucha angustia y preocupación pensando que tal vez sería necesaria la intervención del ginecólogo/a para retirarla. Para muchas de ellas, la experiencia fue tan fuerte, que han decidido no volver a intentarlo.
Yo pasé por la angustia de no poder ponerla y estoy segura de que muchas de nosotras hemos vivido alguna situación incómoda, quizá porque en un principio era difícil ponerla o sacarla, tal vez porque no nos dimos cuenta de alguna inflamación y al poner la copa resultó doloroso, o a la mejor porque no habíamos encontrado la posición más cómoda. También a las más expertas les ha pasado que, por prisa, se han colocado mal la copa y sienten alguna incomodidad. Sin embargo, a pesar de las situaciones desagradables (que en mi caso han sido muy pocas), lo que he encontrado en común con quienes nos hemos convertido en usuarias felices (y fervientes promotoras de la copa menstrual), es la disposición a explorar.
Es verdad que las integrantes de la carpa roja somos persistentes, por no decir necias, y eso ha influido mucho en el ánimo de insistir: si una vez no sale bien, habrá más ocasiones para volver a intentarlo. Esta disposición a intentar la he visto en otras mujeres que insisten con la copa si a la primera no sale todo bien (aunque también vale decir que sí hay quienes logran amar su copa a la primera). 

También he encontrado que, además de la persistencia y de la necesaria reconciliación con la sangre menstrual, es necesario tener ganas y disposición de conocer el cuerpo. El “secreto” para usar la copa, si es que lo hay, es la disposición de tocar, de sentir, de reconocer los músculos de la vagina y ponerlos a trabajar. En este punto de la exploración es en donde el tema de la copa puede volverse un poco más complicado. Considero que, en muchos casos, el problema con la copa no es la copa en sí misma. Me explico un poco, me parece que muchas de estas malas experiencias podrían relacionarse con el desconocimiento que la mayoría de las mujeres tenemos de nuestra anatomía. Esto obedece a un montón de prejuicios, cargas culturales, estigmas, etcétera, que son mucho más difíciles de manejar que aprender a meter y sacar la copa.

A pesar de todo lo anterior, el proceso de reconocimiento para ser una copera experta podría ser sumamente divertido si nos relajamos y consideramos la copa como una posibilidad de auto-reconocimiento, como un camino para aprender a sentir el cuerpo. Quienes estén dispuestas a explorar un poco, a meterse los dedos para identificar el movimiento de los músculos, podrán notar fácilmente que la vagina tiene la capacidad de succionar o expulsar, sólo es necesario relajarse, observar y dar un espacio para percibir. El uso de la copa también abre un camino para estimular y fortalecer el piso pélvico. Más allá de la copa, las mujeres tendríamos que dedicarnos tiempo para trabajar los músculos pubicoccigeos y así evitar la incontinencia y, de paso, mejorar nuestra capacidad para sentir placer. Hay muchos caminos para fortalecer esa zona, los ejercicios de Kegel son un buen punto de partida, así como ciertos ejercicios de yoga y pilates, la práctica del tantra o el uso del huevo de jade. Parte de la exploración será que cada una identifique el camino que le sienta mejor.

La imagen la tomamos de Facebook, no tenemos datos de autoría para dar el crédito

Si uno de estos días tienes ánimo, explora tu cuerpo y juega un poco antes de darle una segunda oportunidad a la copa, seguramente descubrirás cosas interesantes sobre tu anatomía. Si después de un proceso (ojo en la insistencia con la palabra "proceso") de exploración y reconocimiento decides no volver a usar la copa, lo que vayas aprendiendo sobre ti misma será significativo para tu salud y tu sexualidad. Con copa o sin copa, es muy positivo persistir en el juego, así como apre(he)nder y escuchar el cuerpo.
¡Anímate a recorrer tus recovecos!
Cuando seas la persona que mejor conoce su vagina, su clítoris, su cérvix, serás una copera muy habilidosa y, seguramente, serás una mujer mucho más feliz con su cuerpo.
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¿El "problema" es la copa lunar? by Marcela Morales, La Carpa Roja is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License.

3 comentarios:

  1. Saludos compañeras: En mi caso, el primer mes me fue muy bien porque las cosas iban fluyendo en mi vida,no tuve perdidas y estuve muy cómoda.Al segundo mes las cosas no iban muy guapas con mi vida, así que estaba estresada, ese mes tuve perdidas y rollos a la hora de sacarla, dejando un largo río escarlata en el piso del baño. Considero que además de todos los consejos hermosos que dan en esta entrada, es relajarse y tomarse el tiempo, para amarse, conocerse, con paciencia, sin prisa pero sin pausa. Que nota de blog¡¡¡¡¡ Felicidades.

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    1. Muchas gracias por leernos. Me encantó lo de "con paciencia, sin prisa pero sin pausa" :)

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