Escuela de vulva


Vulva va a la escuela y descubre que ella no existe...
Vulva va a la iglesia y descubre que es obscena...
Vulva descifra a Lacan y Baudrillard y descubre que ella es sólo un signo, una significación del vacío, de la ausencia, de lo que no es masculino...
(se le entrega un lápiz para que tome nota...)
Vulva decodifica la semiótica constructivista feminista y se da
cuenta de que ella no tiene ningún sentir auténtico;
hasta sus sensaciones eróticas han sido construidas por
proyecciones patriarcales, imposiciones y condicionamientos...
Vulva lee biología y comprende que ella es una amalgama de proteínas y hormonas de oxitocina que gobiernan todos sus deseos...
Vulva estudia a Freud y se da cuenta de que tendrá que transferir sus orgasmos clitóricos a su vagina...
Vulva lee a Masters y Johnson y comprende que sus orgasmos vaginales no han sido medidos por instrumento alguno y que ella sólo va a experimentar orgasmos en el clítoris...
Vulva lee Off Our Backs y explora el tribalismo; entonces suspira por las ásperas barbas de dos días del otro género, sus manos largas y su insistente verga...
Vulva lee a Gramsci y a Marx para examinar los privilegios de su condición cultural...
Vulva interpreta los textos del feminismo esencialista y pinta su
rostro con su sangre menstrual, aullando cuando hay luna llena...
Vulva reconoce sus símbolos y nombres en los graffitis bajo los caballetes de las ferrovías: raja, tajo, enchilada, conejo, rabo, semilla, coño y tajada...
Vulva se desnuda, llena su boca y concha con pintura y brochas, y
corre al Cedar Bar a medianoche para espantar los fantasmas de De Kooning, Pollack, Kline...
Vulva aprende a analizar la política preguntando:
“¿Es esto bueno para Vulva?”


Texto de: Carolee Schneemann (1995). Tomado de la publicación: Mujeres y Salud, Revista de comunicación interactiva.
Fotografía Nicolas Guerin (2012)

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