Mostrando entradas con la etiqueta Feminismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Feminismo. Mostrar todas las entradas

Manifiesto de La Carpa Roja

A partir de nuestra experiencia, y de la experiencia de otras mujeres de nuestro entorno, nos hemos percatado de que los cuerpos de las mujeres suelen ser concebidos problemáticos, fallidos, fuera de control. En consecuencia, como cuerpos que requieren intervención continua; cuerpos medicalizables y médicamente intervenibles. Los procesos y ciclos normales del cuerpo femenino son valorados a la luz de un discurso que los ha convertido en deficiencias, enfermedades y limitaciones.

A las mujeres nos es difícil asumir que nuestra salud es valiosa porque culturalmente se nos enseña a construirnos como seres para otros. Las necesidades que tenemos y los problemas de salud que enfrentamos son postergables o irrelevantes, pareciera que no tenemos permiso para enfermar o para cuidar de nosotras mismas. Asimismo, la medicina occidental se ha erigido como el modelo hegemónico y garante de la verdad en torno a la salud y el funcionamiento de los cuerpos. En consecuencia se nos ha enseñado a desestimar el autoconocimiento en torno a nuestra propia salud y corporalidad; hemos cedido el control y la interpretación de nuestros cuerpos al saber “experto” que no reconoce sus limitaciones y basa mucho de sus juicios en torno al cuerpo femenino en presupuestos y valoraciones que provienen de la cultura y que se fundamentan en la ciencia, que históricamente ha sido construida desde la perspectiva patriarcal.

En simultáneo, hemos interiorizado una serie de tabúes y representaciones en torno al placer, el goce y la apropiación del cuerpo, que nos alejan aún más de la comprensión y el autoconocimiento. Habitamos cuerpos que en muchos sentidos nos resultan ajenos.

Ante este escenario, nosotras reivindicamos la fuerza de nuestra propia voz, de nuestras experiencias corporales, nuestro conocimiento como un saber válido que es susceptible de compartirse y contrastarse con las experiencias y sabiduría de otras mujeres. Por ello:

Creemos que las mujeres debemos reunirnos con el propósito de compartir el conocimiento que surge de nuestra experiencia, de nuestros hallazgos y de nuestros saberes. El saber colectivo que emana de los encuentros y diálogos abiertos entre mujeres es la clave para adquirir conocimiento y para revertir las representaciones patriarcales que muestran a las mujeres como seres inestables y sus ciclos biológicos como enfermedades o patologías.

Reivindicamos nuestro derecho a recibir información veraz, ética y oportuna; asimismo, reivindicamos y asumimos nuestro derecho a investigar y construir conocimiento sobre nuestros cuerpos.

Reivindicamos el derecho de toda persona a recibir un trato digno y humano en cualquier etapa de su ciclo vital en el que se encuentre por parte de todos los profesionales que atienden la enfermedad, en cualquiera de sus manifestaciones, y nos expresamos particularmente en contra de la violencia ginecológica y obstétrica.

Reivindicamos la experiencia personal y el autoconocimiento como un saber valioso; las experiencias de las mujeres no pueden ser pasadas por alto ni catalogarse como sucesos irrelevantes o casuales. Así como reconocemos nuestra voz, reconocemos la voz y saberes de todas las mujeres deseosas de construir conocimiento nuevo.

Entendemos que la salud debe ser atendida como un proceso multidimensional que no puede ser tratado por fragmentos ni únicamente en su manifestación física más evidente: no soy un ovario, no soy un seno, no soy un útero.

Entendemos también que la enfermedad no debe ser necesariamente medicada, ni la parte disfuncional del cuerpo extirpada; la medicina debe atender las causas, no sólo la sintomatología. También entendemos la diferencia entre curar y sanar, asumiendo que la sanación profunda proviene del trabajo activo, compasivo y amoroso que cada quien realiza para sí misma.

Reivindicamos el camino de exploración, de búsqueda de nuevas ideas y perspectivas para construir salud y bienestar. Los caminos son múltiples y diversos y consideramos que todos son válidos mientras cumplan su propósito de contribuir a que cada mujer mantenga la salud y genere bienestar en su vida.

Reivindicamos el derecho de las mujeres a recibir información confiable. El discurso experto de la medicina ha situado como “pacientes” a quienes enferman, sin considerar la posibilidad de las mujeres de asumir un rol activo y el propio conocimiento de sus cuerpos.

Asumimos una posición crítica frente a la medicina moderna occidental que, de la mano de las farmacéuticas, caracteriza a la mujer menstruante, fértil o menopáusica únicamente como consumidoras, aún a costa de su propio bienestar, situación o contexto específico, y sin contemplar los efectos adversos que derivan de muchos de los tratamientos que se nos proponen e imponen.

Asumimos el derecho y la responsabilidad de cuidar de nosotras mismas. Apelamos al derecho de toda mujer a decidir sobre el camino que seguirá para atender cualquier padecimiento desde el consentimiento informado y reivindicamos nuestra posibilidad de practicar la ginecología autogestiva como un camino para el autoconocimiento y el auto-cuidado.

Consideramos que si cada mujer aprende a mantener la salud y a generar bienestar para sí misma podrá desarrollarse de manera más plena y potente en cualquier ámbito. Amorosamente, deseamos alentar a que cada persona, en su respectivo lugar, construya los espacios para aprender a cuidarse desde la compasión y la auto-observación y a que comparta sus hallazgos con las mujeres que le rodean.


Colectivo de mujeres de La Carpa Roja

Morelia, Michoacán. Septiembre de 2013.

Lo que toda mujer de 30 tiene que saber, nuestra lista alternativa

Hace un par de días nos compartieron una lista llamada "30 cosas que toda mujer de 30 tiene que saber y/o tener",  el texto fue publicado hace quince años en una revista de modas y consejos para mujeres llamada "Glamour"; el éxito fue tan rotundo, que el artículo se convirtió en libro. Hoy en día la lista tomó un nuevo aire con la difusión por correo electrónico y blogs
Cuando leí la lista algunas cosas me gustaron, otras me parecieron irrelevantes, otras más me sonaron ridículas ¿Cómo una lista que se pretende "universal", es decir, aplicable para todas las mujeres, se centraba en cuestiones como tener un bra de encaje negro? 
Aún sabiendo que la lista había tenido tanta aceptación, pensé que quizá muchas mujeres, como yo, no se sentían identificadas o no consideraban como un momento de realización al llegar a los 30 tener "algo ridículamente caro", o "una batería de cremas".
Segura de que hay otras cuestiones mucho más importantes que las mujeres debemos saber al cumplir treinta años (o mucho antes si es posible), empecé a perfilar mi lista, puse algunos puntos y pedí a las mujeres que visitan nuestra página en Facebook que nos compartieran lo que consideraban que debíamos saber. Así surgió la lista alternativa, la lista de las mujeres que por elección no suscribimos la propuesta que hizo "Glamour".
Seguramente cada una de las mujeres que la lea tendrá algo que agregar. 

Abrazos lunares!
Mar

Imagen de la iniciativa "The Nu Project" intervenida para evitar la censura en Facebook

A los 30, una mujer debe saber:
  1. Que su vida tiene sentido en sí misma, no necesita ser o estar al servicio de otros.
  2. Cuidarse a sí misma y no ser negligente con su salud.
  3. Tocarse y conocer su cuerpo.
  4. Que la violencia, aunque muy interiorizada en nuestra cultura, no es normal y no tiene por qué ser el signo que defina las relaciones amorosas.
  5. Que no necesita a nadie para sentirse completa.
  6. Que no porque sea mujer sabe "instintivamente" trapear, hacer sopa, cargar bebés y "atender marido". 
  7. Que los derechos de los que actualmente gozamos fueron producto de la lucha de muchas que nos antecedieron, nadie nos los regaló. También debe de saber que esa lucha aún continúa.
  8. Que los estereotipos de belleza que impone el patriarcado, son esclavizantes y una forma de control hacia nuestros cuerpos.
  9. Aceptar los cambios en su cuerpo con alegría y no con miedo a envejecer.
  10. Que las revistas y el televisor son un veneno para la mente.
  11. Que desapegarse emocionalmente es sano y permite amar en libertad.
  12. Que no debe dejarse manipular por dinero.
  13. Escucharse a sí misma y hacer valer sus necesidades y deseos.
  14. Que puede expresar sus emociones, positivas y negativas con respeto y libertad.
  15. Decir "NO".
  16. Darse la oportunidad de replantear las situaciones y las decisiones tomadas. Se vale reorientar el camino.
  17. Sonreír con más firmeza y continuidad, acariciar los silencios, despeinar su libertad.
  18. Actuar con entereza y tranquilidad en los momentos urgentes y gozar de cada minuto presente.
  19. Aceptar que su mente es más hermosa que cualquier estereotipo.
  20. Que las mujeres no somos enemigas, podemos convivir desde el respeto, el cariño y la sororidad.
  21. Que puede brillar como una diosa.
  22. Que hay miles, millones de hermanas que la acompañan.
  23. Que su menstruación es su conexión con lo divino, su fuente de poder y una forma de drenar lo que nos estanca.

"Mi cuerpo es más sabio": una historia de parto en casa.

Queridas lectoras de La Carpa Roja:

La dinámica de los testimonios ha cambiado un poco con el objetivo de incluir experiencias de otras mujeres.  El propósito sigue siendo reflexionar desde la experiencia personal sobre salud sexual, reproductiva, etc. que sean de interés común.  A partir de esta luna, los testimonios irán intercalados: presentaremos experiencias de mujeres que no forman parte de LCR un mes y el siguiente serán los testimonios de las integrantes de la carpa roja, así sucesivamente.
En esta ocasión les presento la historia de Ana, una de mis más queridas amigas, quien hace poco más de un año vivió la experiencia de parir en casa. Luego de un embarazo sin complicaciones, Felipito nació en casa. La historia de cómo bebé colibrí llegó al mundo me emocionó de sobremanera por tratarse de la experiencia de una entrañable amiga, pero también me hizo reflexionar sobre la necesidad que tenemos las mujeres de [re]tomar el control de nuestros cuerpos, de reivindicar el embarazo y el parto.

Para escribir su testimonio le hice muchas preguntas, pienso que vale la pena reflexionar sobre éstas:

¿Cómo tomaron la decisión de que el bebé naciera en casa?

¿Cómo participó tu pareja?

¿Qué opinaron sus madres al respecto?

¿Cómo se sienten después de haber parido en casa?

Esto es parte de lo que ella respondió: 

Parir en casa te da libertad y seguridad. Si tú ves a las hembras que van a parir, ellas se quieren recluir y buscar un lugar donde estén tranquilas y seguras... así pues con nosotras, quieres estar en un ambiente en el que sabes que las personas que están alrededor tuyo te van a cuidar y sentirte querida y libre. Si mi segundo embarazo es normal (el 95% lo son), lo tendremos otra vez en casa.

¿Ustedes qué piensan?
Con mucha emoción les presento la historia de Ana

abrazos lunares, 

Inés do Mar


This is my body


Una obra de Jason Stefaniak y Siobhan O’Loughlin

Éste es mi cuerpo; hago lo que quiera con él.
Éste es mi cuerpo; yo tomo mis propias decisiones.
Éste es mi cuerpo. Lo utilizo como un lienzo: tatuarlo, decorarlo, hacerle piercings.
Tomo medicina si quiero y sólo me someto a los procedimientos medicos que yo elija.
Como lo que quiera; hago ejercicio por salud; me visto como a mí me guste.
Me enamoro, me acuesto y me caso con quien yo elija.
Yo decido cuándo y cómo ser madre.
Éste es mi cuerpo, no el tuyo.

Estas decisiones no tienen nada que ver contigo. Si no te estoy haciendo daño ni impidiendo tu derecho inherente a la búsqueda de la felicidad, entonces no te conciernen. Éste es mi cuerpo, no el tuyo.

Casi una de cada ocho mujeres en los Estados Unidos padecerá cáncer de mama, el tipo de cáncer más invasivo para las mujeres en todo el mundo.
Sea negra o blanca, rica o pobre, gay o hetero, soltera o casada, con formación o sin ella,
tengo derecho a que me hagan pruebas de detección para este asesino de mujeres,
vaya yo a mi médico o confíe en los servicios de clínicas como las de Planned Parenthood.
Y tus deseos de que no se financien abortos no tienen nada que ver con mi derecho de defenderme del cáncer.
Éste es mi cuerpo, no el tuyo.

Si elijo acostarme con alguien, tengo derecho a anticonceptivos y a no ser objeto de insultos humillantes que jamás querrías que dirigiesen a tu hija o a tu madre. Que busque el orgasmo no es antinatural, peligroso, alarmante, ni una violación de tu libertad religiosa. Mi actividad sexual existe para hacerme bien a mí, no a ti. Y no es nunca culpa mía si me violas. Se acabó el que se me excluya de decisiones sobre mi salud sexual y reproductiva. Éste es mi cuerpo, no el tuyo.

Yo determino quién y qué se introduce en mi vagina. Y cuándo. Yo tomo todas las decisiones sobre mi embarazo. Voy a recibir atención prenatal, estés de acuerdo o no con las decisiones que tome en base a dicha atención. Tengo derecho al aborto. Sin tener que afrontar intimidación, acoso, cargas en leyes de consentimiento paterno o impuestos perniciosos. Si decido tener un aborto, no voy a someterme a procedimientos innecesarios e invasivos para tu edificación personal moralista. Tengo derecho a que toda la información médica me la dé mi médico. Y permitir que me penetren una vez no te da derecho a hacerlo otra vez por tus propios motivos. Éste es mi cuerpo. No el tuyo.

Es hora de aceptar que soy consciente, capaz y responsable de mí misma.
No necesito un héroe ni que me salven porque no estoy en apuros. No me define mi necesidad de un hombre o una pareja; pero tengo derecho a que me haga feliz en una relación segura y leal.
No me definen mi pelo; mi peso; el color de mis ojos; mi maquillaje; mi talla de sostén; mi color de piel.
No estoy aquí para ser tu juguete sexual. No voy a quedarme callada. No voy a esperar mi turno. No voy a hacer caso a. Conozco mi fuerza física y mental, y no te tengo miedo.
Soy bella a pesar de lo que pienses, con tu beneplácito o sin él. Éste es mi cuerpo, no el tuyo.

Éste es mi cuerpo.
Ya he tenido bastante de legisladores diciéndome qué hacer con él. Guárdate esos insultos obscenos, sexistas y agresivos. Éste es mi cuerpo. Tengo derecho a casarme con quien elija: mujer u hombre.
A cobrar lo mismo.
A la sanidad.
A la educación.
Al divorcio.
A la seguridad.
A protección por ley.
Al respeto y la dignidad.
A la igualdad completa.
Éste es mi cuerpo. No es tuyo.

Que no te dé miedo un mundo en el que las mujeres se conocen a sí mismas. Su voz. Su poder.
Ese mundo ha llegado.

Texto en español tomado de la página de Facebook: This is my body

This Is My Body from Jason Stefaniak on Vimeo.

Escuela de vulva


Vulva va a la escuela y descubre que ella no existe...
Vulva va a la iglesia y descubre que es obscena...
Vulva descifra a Lacan y Baudrillard y descubre que ella es sólo un signo, una significación del vacío, de la ausencia, de lo que no es masculino...
(se le entrega un lápiz para que tome nota...)
Vulva decodifica la semiótica constructivista feminista y se da
cuenta de que ella no tiene ningún sentir auténtico;
hasta sus sensaciones eróticas han sido construidas por
proyecciones patriarcales, imposiciones y condicionamientos...
Vulva lee biología y comprende que ella es una amalgama de proteínas y hormonas de oxitocina que gobiernan todos sus deseos...
Vulva estudia a Freud y se da cuenta de que tendrá que transferir sus orgasmos clitóricos a su vagina...
Vulva lee a Masters y Johnson y comprende que sus orgasmos vaginales no han sido medidos por instrumento alguno y que ella sólo va a experimentar orgasmos en el clítoris...
Vulva lee Off Our Backs y explora el tribalismo; entonces suspira por las ásperas barbas de dos días del otro género, sus manos largas y su insistente verga...
Vulva lee a Gramsci y a Marx para examinar los privilegios de su condición cultural...
Vulva interpreta los textos del feminismo esencialista y pinta su
rostro con su sangre menstrual, aullando cuando hay luna llena...
Vulva reconoce sus símbolos y nombres en los graffitis bajo los caballetes de las ferrovías: raja, tajo, enchilada, conejo, rabo, semilla, coño y tajada...
Vulva se desnuda, llena su boca y concha con pintura y brochas, y
corre al Cedar Bar a medianoche para espantar los fantasmas de De Kooning, Pollack, Kline...
Vulva aprende a analizar la política preguntando:
“¿Es esto bueno para Vulva?”


Texto de: Carolee Schneemann (1995). Tomado de la publicación: Mujeres y Salud, Revista de comunicación interactiva.
Fotografía Nicolas Guerin (2012)